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lunes, 14 de febrero de 2011

Tras la barra...

Las luces eran tenues y el murmullo de la gente ensordecedor. Tras la cortina color granate, observaba como bebían y reían. Otros estaban expectantes mirando a mi dirección sin saber de mi presencia.
Pasaron unos tres minutos, cuando salí decidida hacia la barra plateada que estaba al final del escenario. Giraba, enroscaba la pierna y caía con mi espalda pegada al frío hierro.
Notaba todas las miradas clavadas en mí, en mis pechos, en mi trasero; mientras mis ojos estaban cerrados sintiendo la música.
Miraba hacia el frente. Ha venido mucha más gente que otros días.

Sentir como los hombres se quedaban con la boca abierta, literalmente, al observar el moverme de aquella manera; mojaba mi tanga.

Antes de empezar el show, algunos hombres adinerados, elegían a una chica para pasar la “noche” en una de las habitaciones del club. Me dijeron que había dos a mi merced. Eso me gustó mucho.

Diez minutos duró el espectáculo y me fui a cambiarme. Me duché tranquilamente y después me dirigí a un reservado, donde ya me esperaba el primer cliente. La habitación se encontraba totalmente oscura, exceptuando una pequeña ráfaga de luz que iluminaba al señor. Descansaba sentado encima de la cama, jugueteando con sus dedos; entrelazándolos. Miraba a un espejo que tenía enfrente. Las sábanas eran de color rojo, de seda. Tendría él unos treinta años. Cumplidos perfectamente. Eran de aquellos maduritos que se hacía la boca agua nada más verlos de lo bien que estaban. Me ubicaba a un extremo de la cama. En su parte derecha. Él no me veía. A mi derecha estaba un viejo tocadiscos. Lo puse en marcha y de repente se escuchó una melodía acompasada y sensual. El chico miraba de un lado a otro, pero por su expresión, no lograba ver nada. Andaba con pasos firmes, seguros, decididos… y sensuales. Algo muy provocativo. El tan mero hecho de verlo e intentar provocarle, me excitaba sola.

Por fin hice aparición entre tanta oscuridad. En cuanto él me vio, abrió la boca y los ojos apresuradamente. Al llegar a donde estaba el hombre, me subí en sus piernas, mirándole. Le comencé a besar en los labios, sensual, pasional y rítmicamente. Mientras hacía esto, posó sus manos en mi trasero mediante friccionábamos nuestros sexos. Llevaba una minifalda diminuta, casi por la mitad del culo, con el tanga rojo de antes. Un top blanco de tirantes que me tapaba los pechos y por poco.

Le comencé a acariciar el abdomen y él la espalda. Hacia arriba y hacia abajo. Le iba mordiendo, como pellizcos, por el cuello. Le desabotoné la camisa con un tirón. Con eso nos excitamos ambos, pues nos volvimos a besar ferozmente. Giró sobre sí mismo y me dejo tumbada en la cama con las piernas medio abiertas. Me subió la minifalda y me arrancó, literalmente, el tanga rojo. Me gustaban y me lamente por ello, pero solo un segundo, porque eso hizo que mis jugos saliesen con más intensidad. Le brillaron los ojos al ver mi entrepierna. Me abrió un poco más, para tener mejores vistas, y comenzó a acariciarme de arriba abajo. Suavemente. Aquel momento me volvía loca. No paraba de gemir y de pedir más. Me metió un dedo, luego otro y después otro. Estimulaba mi clítoris, acariciándolo en forma circular. Eso me desesperaba y me hacía arder de placer. Cuando estaba a punto de estallar y ver las estrellas, muy a mi pesar, le paré. Era mi turno. Me levante, le agarré de lo que quedaba de su camisa y le tiré a la cama, haciendo que botara. Le quité el cinturón con urgencia. Le baje los pantalones con prisas. Se lo desprendí de su cuerpo casi a tirones. El deseo, el fuego que me quemaba por dentro, nunca lo había sentido con nadie; excepto con él. Los calzoncillos se los arrastré hacia abajo como pude. Ya mi respiración estaba errática, con sobresaltos. Necesitaba de aquella erección. Me agaché y comencé a succionar el glande. Moví la lengua hacia varios lados, despacio. Después aceleré el ritmo. Él no paraba de gemir, de pedirme más, de decirme cosas despreciables. Podría decirle que parara, pero me excitaba aún más; como si también me estuviera masturbando con sus manos. Me masajeaba los pechos. Recorría mi lengua por su longitud. No debería tener menos de veinte centímetros. Seguía succionando, relamiendo y chupando aquel pene que me volvía loca y que necesitaba con brevedad en mi interior.
Me cogió en volandas y me volvió a tumbar en la cama, casi en la misma posición que me puse antes. Se colocó el condón y me penetró con dureza y profundidad. Los dos soltamos un grito de placer. Las embestidas eran cada vez más feroces a medida que continuaba el acto. No cabía en sí mi gozo. Supongo que él estaría a punto de terminar y por eso me dio la vuelta de nuevo.

No habíamos dirigido ninguna palabra el uno con el otro desde que pisé la sala.

- Vente conmigo. Disfrutemos juntos- pronunció.

No sé por qué, pero su voz era demasiado sexy para no correrse en ese momento. Exploté en un maravilloso paraíso y él no tardó en hacer lo mismo.

Nos quedamos abrazados, acompasando nuestras respiraciones con el otro; hasta que quedaran calmadas. Yo tenía otro cliente, y no me apetecía ir. Me levanté para comenzar a vestirme con desgana, pero el chico me agarró de la mano.

- ¡Quédate!- susurró.

- No puedo.

- ¡Quédate!- suplicó esta vez.

En la habitación se encontraba un teléfono por si ocurría alguna emergencia. Llamé desde ahí a mi supervisora y le dije que, a petición del cliente, deseaba mis servicios durante toda la noche. Esto último me lo susurró en bajito, y lo añadí.

Practicamos el sexo de diferentes formas, maneras y desde otro punto de vista. Estuvimos unidos hasta el amanecer y decidimos no terminar nunca con aquella maravillosa sensación llamada placer.
¡Nos leemos!
¡Gracias por venir!

6 comentarios:

  1. Primen
    Vale esto nos viene muy bien a todos, unos minutos de relax donde poder experimentar nuestras fantasías sin inhibiciones. Me ha gustado (claro que siendo un tío que se puede pensar) en fin beasiskis ha estado muy bien a ver cuando te decides y pones algo más fuerte, hot o como los jóvenos le digan ahora jaja Saludos

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  2. Jajajaja creo que a Adol le habría gustado una pizca mi relato erotikillo pasajero jajajajaja!!
    Si quiere leerlo pa ponerle nota se lo paso, aunque debe saber que tuvo duras críticas (y lo de duras es sin dobles sentidos xD)
    Beita tus relatos eróticos tienen un punto romántico en plan de "las ninfómanas y las profesionales del sexo también se enamoran" y oye, gran verdad!

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  3. *me encanta todo lo k axes perdona x ser tan torpe** :DDD pa la prosima vezz si sabre jejej*
    sigue asi eres una estrella(L)

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  4. Bea tu no le hagas caso a Adol que quiere ponerse caxondo con tus relatos hija mia!!xD no le des el trabajo exo! q se busque la viidaa!! xDD pero qe esta xulisimo mi vida y qe eres geniall y lo mejorciitoo¡¡¡¡ teQ!

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  5. Ha sido como muy... ameno, demasiado porque hay determinados verbos que por su significado, no pintan nada ahí, es decir, escoges los que menos le pegan al género erótico. Le falta algo de chispilla.
    Los relatos eróticos no son sólo el acto sexual en sí o la masturbación (lo de los fluidos ha sonado muy técnico, di que se ha venido o se ha corrido xD porque ha sonado mal en el sentido asqueroso S:), sino que contempla la perspectiva de los sentimientos pero desde la parte de la persona más placentera, más animal, más instintiva y, al menos para mí, no he captado esa esencia.
    Deberías de mejor eso. A la hora de escribir un relato no tienes sólo que centrarte en la escena del coito, sino también en las emociones, una reflexión interna y transmitirla. Intenta no acelerar el proceso, ir paso a paso si es necesario para ambientar la relación entre los personajes (ya no digo la escena).
    No es una crítica destructiva xD, ya sabes que soy muy tiquismiquis. Al margen de mi carácter, quiero que veas los puntos a favor y en contra.
    Te recuerdo que consigues crear un buen ambiente, preparar la escena y establecer a los personajes en ella, eso es muy importante. Luego el lenguaje no es ni muy simplón ni muy recargado. Mantén esa línea, ese punto medio.

    =) Cuídate. ¡Un saludo!

    PD: Volví a tuenti xD, así que si quieres rebatir lo que te he dicho búscame: Montserrat Vega.

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¡Todo el mundo tiene derecho a dar su opinión sin ser juzgado! ¡Devuelvo comentarios y de paso me alegráis el día! =)