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martes, 20 de diciembre de 2011

Capítulo III: Excelencia en estupidez (3ª Parte)

Canción del capítulo: Narcisista por Excelencia - Panda
http://www.youtube.com/watch?v=8tE7xF8Jx-w

- dieciocho con cincuenta – dijo la aun irritada chica y yo le di el dinero.
- gracias – dije cuando me regreso el cambio y mis cosas y ella se limitó a darse la vuelta.
Tampoco era para tanto, ni siquiera éramos amigos, tenía ya un tiempo trabajando en ese sitio y jamás había sabido su nombre, no es que me interesara, pero ¿quién diablos comprende el cerebro de la mujer?
Camine de regreso a casa sin pensar en nada especifico, solo vanos pensamientos que iban y venían sin profundidad alguna.
Llegue finalmente a casa y luego de lucharme con las llaves unos momentos para entrar y luego otra lucha con la estufa para poder cocinar las jodidas chuletas; finalmente había comido y me disponía a tomar un baño.
Antes de entrar al cuarto de baño vi la hora en el reloj y por poco me voy de culo de la impresión, faltaban diez minutos para las siete y aun cuando sabía que ella no llegaría hasta las siete y media no podía evitar ponerme ansioso.
Regule el agua hasta quedar casi hirviendo, amaba la sensación de agua caliente por todo el cuerpo, realmente me relajaban y al salir de la ducha me sentía fresco.
Quizá era estúpido sentir frescura al tomar un baño de agua tan caliente con la cual bien podrían cocinarse langostas, pero a mi me funcionaba y además calmaba mis nervios.
Me cambie con una playera roja con estampados de dibujos chinos y unos jeans azules, hice un intento por peinarme, e inclusive recogí mi tiradero de la comida y estaba cepillándome los dientes cuando el insistente timbre me hizo correr a abrir la puerta aun con la boca llena de pasta dental.
- ¡Beda! - exclame con el cepillo en la boca y ella hizo un gesto de burla. Genial lo único que me faltaba, mas burlas.
- hola Edward, ¿puedo pasar? - pregunto al ver que no decía nada y me golpee mentalmente por mi falta de caballerosidad.
- clado, humm... espeda un pogo, voy a labadme – dije como pude y fui a escupir la pasta dental que se encontraba ya quemándome la boca.
Enjuague mi boca varias veces hasta que esta dejo de arder, porque si, efectivamente me ardía y casi me hacía soltar una lágrima del ardor. Pero bueno cuando mi boca estuvo bien me limpie la cara con la toalla y fui a la sala.
Bella estaba sentada en el sillón en el cual yo había estado la última vez. Y al verla nuevamente sin prisas por que mi boca se quemaba por la menta, note que su ropa no era tan provocativa como la última vez, pero aun así era sexy. Llevaba una blusa escotada color morado y una sexy y corta falda de mezclilla azul, que me dejaba ver a la perfección sus largas y níveas piernas.
- ¿vas a quedarte mirándome toda la noche o me meterás mano de una vez? - se burló y yo sacudí la cabeza.
- lo siento, pero yo... estoy esperando instrucciones – murmure cuando estuve demasiado cerca de ella como para que pudiera verme a los ojos y escuchar ese susurro.
Bella sonrío ampliamente y me guiño el ojo.
- pero por supuesto don Juan*, pero antes porque no me muestras la habitación, para mayor comodidad – dijo mordiéndose el labio de esa forma tan sexy que no dejaba de recordarme a Rosalie, y como si fuese un interruptor o algo así, mi miembro comenzó a cobrar vida.
- aquí es – dije con un hilo de voz al llegar a la habitación con Bella de mi mano.
Bella puso una sonrisa realmente sensual cuando vio mi cama matrimonial con colchas azules y gracias al cielo limpia.
- ven aquí – dijo sentándose en mi cama y palmeando el sitio a su lado.
Trague pesado y casi temblando llegue hasta ella, me senté donde me indicaba y me gire a verla. Ella se mordía el labio, y yo realmente me puse malo ante este gesto. Me acerque lo más que pude a ella y con mi mano izquierda le rodee la cintura, mientras la derecha se encontraba en su cuello. Ella no protesto por la cercanía, si no que con sus manos me comenzó a acariciar el abdomen por debajo de la playera, dejando un delicioso cosquilleo por cada sitio que ella tocaba.
Acerque mi rostro un poco más al suyo y desvié la vista de sus labios, pues sabía que eran prohibidos para mí, sin embargo su delicioso cuello y ese pequeño surco entre sus pechos no lo eran.
Me pase la lengua por los labios y me acerque más a ella hasta alcanzar su garganta con mis labios. Ella soltó un gemido cuando comencé a dejar suaves besos, aunque no sabía a la perfección si debía continuar o por cuanto tiempo besar su cuello, pero la verdad es que estaba disfrutándolo y al parecer Bella también, pues había dejado de acariciarme y tenía los ojos cerrados.
Su mano tomo mi mano izquierda y la coló por debajo de su ligera blusa morada, delicadamente hasta llegar a uno de sus senos, una vez hecho esto alejo su mano y yo me dedique a masajear su monte con la mía.
Su piel allí era tan suave y por dios ese pezón, era imposible no pellizcarlo cuando se encontraba tan duro y entre mis dedos.
Fui dejando un camino de besos por todo su cuello hasta llegar a sus enormes senos, y una vez allí eleve la vista para saber si iba por buen camino, pero bella seguía con los ojos cerrados y gemía por lo bajito, así que decidí que lo estaba haciendo bien. Regrese la vista a sus enormes senos y con la lengua recorrí ese pequeño surco tan sensual en medio de ellos. Bella gimió más fuerte y enterró sus manos en mi cabello.
Con mi mano izquierda seguía pellizcando su realmente duro pezón, mientras que la derecha buscaba a toda costa deshacerse de la molesta blusa morada sin dejar de succionar su pezón derecho que había liberado gracias a su escote.
- mmm... Edward, lo haces realmente bien – gimió y me alejo de ella bruscamente para arrancarse la blusa y regresar a mi únicamente con ese sujetador rojo que me pedía a gritos ser lanzado lejos para no oprimir más esas excitantes partes de la anatomía de Bella.
Regrese a mi trabajo anterior, succionando el pezón de Bella mientras llevaba mi mano atrás donde se suponía se desabrochaba el sostén, pero por más que luche con mi mano izquierda contra ese maldito seguro, simplemente no pude.
- ibas tan bien Edward y caíste en la trampa mortal de todo hombre – dijo Bella apartándose nuevamente de mí.
- lo siento – me disculpe y ella se limitó a reír. Maldita arrogante.
- Dame esa mano – dijo alzando la mano con la palma hacia arriba esperando la mía.
Suspire profundamente y coloque mi mano sobre la suya tal como me lo pedía.
- la otra – susurro mientras colocaba la otra mano de la misma manera que la primera.
Alce la mano y la coloque sobre la suya y una vez que mis nuestras manos estuvieron unidas ella se sentó ahorcadas sobre mí, dejando sus excitantes senos a la altura de mis ojos, mientras mi duro miembro intentaba perforarle la pierna.
Paso nuestras manos hacia su espalda, en la zona donde se encontraba el jodido broche de su sujetador.
- solo tienes que tomarlo por una esquina y doblarlo hacia adentro, enseguida este se abrirá – dijo ella con su rostro extremadamente cerca del mío y en efecto cuando nuestras manos doblaron la esquina del sostén este se abrió con un "clic" y sus tetas enormes quedaron libres ante mis ojos.
Trague pesado varias veces y con las manos temblorosas le quite el sostén rojo y lo lance lejos en la habitación.
Bella soltó mis manos y yo rápidamente las dirigí a sus ahora libres senos. Era una visión hermosa la que tenía justo ahora, ese par de senos ante mis ojos eran realmente perfectos, así que sin pensármelo más introduje uno de sus pezones a mi boca al tiempo que masajeaba el otro. Mientras tanto Bella tenía los ojos cerrados, sus manos estaban enterradas en mi desordenada cabellera y lo más excitante de todo era que sus caderas se movían contra mi dura entrepierna.
- ¿Listo para dar el siguiente paso? - ese sensual susurro me ocasiono un casi violento escalofrío y no pude más que asentir frenéticamente con la cabeza.
Con una rapidez y agilidad increíble Bella se levantó de mí y de la cama, camino unos cuantos pasos y luego se giró para encararme. Se veía tan sexy usando solamente esa falda de mezclilla, pero estaba seguro que sin ella se vería mucho mejor. Y como si ella hubiese leído mis pensamientos, se desabrocho la falda y la soltó a que cayera al suelo, quedando únicamente con una sexy tanga de encajes rojos. Lanzo la falda lejos y se liberó de sus tacones antes de venir hacia mí.
Yo me encontraba alucinado, realmente excitado y atolondrado, no podía creer que enserio una mujer pudiera estar tan buena y verse tan sexy aun con la débil luz de la calle entrando por la ventana únicamente Pero lo que más me sorprendía era el parecido que encontraba entre ella y Rosalie, pues por las veces que gloriosamente había visto a Rose en su ropa deportiva que le quedaba tan pegada que era como si anduviera desnuda, bueno podría asegurar que sus cuerpos eran bastante similares.
Bella camino hacia mí con unos andares de diosa que me dejaron boquiabierto y se recostó a mi lado en la cama. Yo que aún seguía sentado en la misma posición que me había encontrado antes de que ella se levantara de mí, me encontré sin saber muy bien que hacer.
- La última vez nos dedicamos a tu placer Edward – murmuro Bella acariciando mi pierna derecha de arriba a abajo sin llegar a tocar mi duro miembro, y esto naturalmente solo hizo que me excitara más. - ahora eres tu quien debe hacerme disfrutar – gimió mientras se pasaba la lengua por los labios.
- ¿co...co...co...cómo? - mi voz estaba rota y además temblorosa, la primera por los nervios y la segunda por la excitación
Bella sonrío sexymente y señalo mi mano.


Continuará...

Escrita por: AliCe-Ahtziry-WhitLock-DarCy
¡Nos leemos!
¡Gracias por venir!

1 comentario:

  1. se me eriza la piel de puro estupor jjajaja me temo que me ha repateado esta última lectura Bea bien expresado lo está pero ya sabes que la cosa romanticona no es lo mío.

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