El universo
de un soñador es lo que, menos, grande.
Paseando
mis ojos por esas vistas me invaden las ganas de liarme la manta a la cabeza,
acurrucarme entre tu brazo y tu cuerpo y ronronear hasta que se acabe el
infinito.
Me da por
pensar en el interior de todo. En el interior de esa casa con y sin vida al
mismo tiempo, el interior de la nevera abierta, de las burbujas trepando hasta la
boquilla de la botella sin abrir, del calor que emana las ropas y tu boca en mi
piel… y solo borbotea la sonrisa inocente de unos ojos inundados de luz.
Esa lluvia
que se impregna en mi nariz, que limpia todo y hace sentirme viva. Ese calor
que inunda la planta de mis pies, esas conversaciones, y esas luces en el
horizonte eran el motivo perfecto para quedarme con un “para siempre”.
La nevera
solo enfría mis pensamientos, y congela los sentimientos. Desprende el frío que
tú solo sabes calentar con el roce de tus manos en mi espalda. Y a la mañana siguiente vuelvo a despertar en esa burbuja que
tiene fecha de caducidad. En cuatro días explotará, o incluso menos. Y me pongo
a memorizar un cuento que no tiene final. Solo acaba con muchas risas y un “buenas noches” silencioso.
“Lacasito y
conguito se pierden en un profundo sueño, del cual aparece con la puesta de sol”.
¡Nos leemos!
¡Gracias por venir!
Ooohhh... que bonito!!!! Me encanta... hacia tiempo que no escribias y vuelves como no para impresionarme...
ResponderEliminarR.
Este relatillo, me suena como erótico y romántico a la vez. Me gusta!! jajajajaja
ResponderEliminarTe quiero! :)
Bea, echaba de menos leer algo tuyo, me alegro de volver a hacerlo :)) ¡Me ha encantado! Espero que vuelvas a subir con más frecuencia.
ResponderEliminar¡Besos!