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Lecturas

sábado, 3 de noviembre de 2012

Pellizcos


Observaba la lluvia caer debajo de los SOPORTALES.

Una imagen en su cabeza no dejaba de martillear. Él debajo de las gotas templadas, empapándose de bienestar.

Ganas inmensas de llorar se hacían hueco en su garganta como olas del mar.

Cada vez lloviznaba más, chocándose contra el suelo. La misma alma tocó esa superficie en cuanto lo miraba largo rato.
No entendía lo que sentía. Su corazón palpitaba a la vez que sus ojos le recorrían en la distancia. Unas grandiosas ganas se apoderaban de ella, queriendo ir a buscarle y cobijarle.



Él estaba petrificado, no podía mover ningún músculo de su cuerpo.
Aquella belleza de pelo castaño, largo y liso le había llegado hasta dentro, hasta el interior de su pecho; su corazón.
Una sensación de felicidad, calma y desasosiego se impregnaba entre sus venas… y sonrió.


Esa muchacha que se resguardaba de la lluvia bajo los SOPORTALES, era lo que podría estar buscando durante toda su vida. Ella no lo sabe y quisiera comprobarlo.


La joven cuando iba a salir a su encuentro, él movió automáticamente sus piernas hacia su dirección.
Como por arte de magia, se desplazaba. Solo podía observar la cara de asombro y felicidad de la chica. Únicamente quería y no había espacio para más que pensar en ella, y vivir para su sonrisa.



¿Se encontrarán en el mundo, o en algún universo paralelo?
Solo sus corazones podrán encontrarse.
¡Nos leemos!
¡Gracias por venir!

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