Los sentimientos se unen y las distancias no importan...

Tu sonrisa me ilumina los días. Eres sol de cada mañana, que sale el resplandor por todo el manto de nubes.

Me alegras con verte feliz.

Me encanta inmortalizar los segundos a tu lado con fotos que llevará el recuerdo de la mano.

Siempre puedo contar con tu mirada para aliviarme, y tu mano extendida para levantarme en cada caída.

El primer día que te vi, temblaba de la emoción. Tu reacción fue esperada impacientemente por mí. Temblabas, y yo temblaba contigo. Ese abrazo fuerte en aquella fría estación. Pero no hacía frío. El calor de la tarde y el calor de tus brazos conseguían que no cayese ahí mismo. El mundo se paralizó y no existía nadie más que nosotras.

Tu sonrisa de caramelo me vuelve dulce, feliz. Tu pelo te hace inconfundible y tus movimientos, única. La manera que tienes de sonreírme, de abrazar a esa Chispa de tu vida.

La forma de entusiasmarte por las cosas que te importan. El gran volumen de tus chillidos al llevarte una sorpresa y yo llorar por la felicidad que experimentas.

Esa etiqueta que nos une de sentimientos y no de sangre. Eres importante. Eres mi confidente, mi apoyo moral, mi otra mitad…
Significas mucho para mí. Tú eres el sol que alumbra en mis días nublados. Esa sonrisa que falta en mi cara. Esa mirada para ver las cosas más inocentes.



Te prometí una entrada y aquí la tienes. Sabes de sobra que te adoro, te quiero y lo eres todo en mi vida. Creo que te lo debo. No es comparable con todo lo que haría por ti.
Hay una frase que siempre me hará recordarte: “El tiempo que quiero pasar junto a ti, no se puede medir. Empecemos por un para siempre”.

Te Quiero hermana.

¡Nos leemos!

¡Gracias por venir!