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lunes, 16 de enero de 2012

Un Cuento sin Hadas (4ª Parte)

La Realidad


- ¿Qué vamos a hacer?- preguntó Charlie con tono preocupado.

- No lo sé. Primero debo aclarar mis ideas.

- ¿Acaso tienes dudas?- replicó enfadado.

- ¡No! Sé que te amo con todas mis ganas, pero no quiero hacer daño a Luca. Él se ha portado tan bien conmigo…

- ¿Y yo no? ¡No me vengas con esas tonterías de que él te ha tratado genial!- me apartó de su lado, deshaciendo el abrazo.

- Él me ha tratado genial aunque no quieras verlo. No puedes ponerte celoso del pasado. Te guste o no, Luca ha estado conmigo siempre y siempre estará en nuestras vidas.

- No tiene por qué- soltó con desprecio.

- ¿A qué viene esto? ¡Joder Charlie, es tu hermano!

- ¿Y qué?- alzó la voz-. Sigo envidiándole por poder tenerte a su antojo mientras yo me tengo que joder. Tú eres mi razón de vivir. Sin ti no existo- aminoró el tono y fue reemplazado por gemidos y sollozos.

- Por eso debemos pensar muy bien qué vamos a hacer. Yo no quiero que lo intentemos si no estamos seguros. Ni quiero que la relación se marchite con el tiempo como te ha ocurrido con las demás.

- Pero tú no eres como las demás. Nos amamos y me haces ser diferente- me agarró por las mejillas y me observó a los ojos con una mirada penetrante. Me besó y volvió a mirarme.

- Sé que no soy como el resto de las chicas con las que has estado, pero entiéndeme cuando te digo que no quiero hacer sufrir a Luca.

- No lo nombres- Blasfemó entre susurros.

- Como sigas así, lo nuestro terminará antes de empezar.

- ¿Para irte con él?- acusó sin pensarlo y se arrepintió nada más pronunciarlo por su boca.

- Piensa lo que quieras- Con un tono de desprecio, salté de la cama y me encerré en el baño.

Charlie estaba convencido que había metido la pata, como casi siempre hacía con sus parejas y éstas terminaban hasta las narices y le dejaban. Se acercó a la puerta del baño y escuchó llanto. El corazón se le oprimió considerablemente.

- Ruth tesoro, perdóname.

- ¡Déjame!- respondí al otro lado de la puerta.

- No quise decirte eso. Se me ha calentado la boca, lo siento.

- Siempre te pasa igual.

- ¿Vienes a apagarme el fuego de mis labios?

Silencio. Al poco rato, la puerta se abrió. Salí sorbiendo por la nariz con un puchero. La sonrisa de Charlie me ardía por dentro. Me abalancé sobre él y comencé a besarle con urgencia.

- Quiero comerte la boca.

- Hazlo sin parar- contestó Charlie.

Juntos y unidos, nos entrelazamos hasta el amanecer; sintiéndonos una misma persona.

¡Nos leemos!
¡Gracias por venir!

2 comentarios:

  1. Bea. No me parece muy real este último relato. Entiendo que a Ruth le guste los dos chicos pero acostarse con los dos... me da qué pensar. Por lo demás es muy bueno. :D

    Un besazo!

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  2. Tampoco a mí me lo parece el Charlie se la lia porque la otra no para de pensar en Luca que encima es su hermano es que tiene la razón de qué va ella jugando con los dos?

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¡Todo el mundo tiene derecho a dar su opinión sin ser juzgado! ¡Devuelvo comentarios y de paso me alegráis el día! =)