Escuchaba su respiración en mi oreja. Mientras me acariciaba el pelo con gran ternura, yo le restregaba mis manos por su espalda. Me sentía como una persona sucia, y por un momento me reconcomía el remordimiento; pero nadie me podía frenar. Me besó en los labios disimulando amor entre nosotros. Me abrazaba y yo no tenía fuerzas para juntar los brazos.
Me estaba entregando en cuerpo a este muchacho en lo que pensaba en el chico que entregué en su momento mi corazón. Me encontraba confusa y como una niña pequeña que no estaba segura de lo que quería en la vida.
Empezó a tocarme el muslo y yo suspiré. Me estaba cerciorando si era una atracción sexual o, por el contrario, una duda de chica caprichosa. Lo deseaba, sí. No eran esas caricias a las que estaba acostumbrada. Ni los jadeos con la misma intensidad. Estaba claro que me hacía disfrutar, pero pedía con todas mis ganas que lo consiguiese la persona que amaba.
Ahora comenzaba a bajar por mis piernas aquellas manos robustas y con gran agilidad. Recorría mis labios con su lengua, consiguiendo estremecerme de total repugnancia.
Lo miré a los ojos por un momento y me sonrió. Ese gesto era suficiente para disfrazar mi mentira en un enamoramiento fatídico. Le agarré del pelo y le devoré la boca. Seguía tocando mi entrepierna y jadeaba en su boca. Esa mirada seguía en mi mente, intentando que no desapareciera para seguir con mi papel, para seguir con fuerzas y quedar bien delante de él. Nos quedamos sentados, yo encima de sus piernas. Aquel joven me agarraba de la cintura y hacia fuerza para penetrarme aún más. Apoyé mis manos en el colchón, doblando la espalda y mirando hacia la pared de enfrente con la vista al revés. Empujaba en su dirección y movía mis caderas para hacer una fricción más precisa y estimulante.
El calor se intensificaba y el fuego ascendía de manera incontrolable. Cada vez disfrutábamos más y el ritmo de nuestros corazones hacía compás con nuestras respiraciones. Llegando al éxtasis confesé en mis pensamientos el amor que sentía por mi pareja. Y no era el que estaba entre mis piernas.
Vaya, este relato me recuerda a los que a veces escribo yo... Me ha gustado... Como ves me entretengo, guardando reposo, viedno tu blog te quejarás eh?
ResponderEliminarAlezeia
wowow que polno... *-*
ResponderEliminarJajajaj está muy bien relatado, al parecer a triunfado el amor... Aunque me da que en cuanto lo dejen de hacer se le olvida.. xD
Uaaaaauu que pornográficos estamos hoy por aquí! jaja
ResponderEliminarme ha gustado, quiero un final, asi que escribe segunda parte! :P
dioos como molaaaa pornografico epro increiblee! aaajjaja me encanta tu manera tan bruta de describir estas escenas xDD bss guapaa
ResponderEliminarDios, madre mía! reconozco que lo he leído y me he quedado sorprendida. Los hay quienes tienen la capacidad de escribir estas escenas de un tirón, y ojalá yo fuera de esas jajaja, porque siempre me bloqueo :S
ResponderEliminarEsperemos que esos remordimientos hagan que triunfe el amor y no la excitación que te produce jugar con algo prohibido. Espero que continúe!1 Besitos!
Vengo de comentar "destinos deseados" y de darme una vuelta por las nuevas entradas, cuanta variedad, lo que digo siempre "Beita makinón" jaja ^^
ResponderEliminarPD. Nuevo microrrelato en mi blog (:
beitaa me encantaa!!
ResponderEliminarde una manera muy compleja pero simple explicas lo q mas de una persona siente con algún que otro polvo loco jjajaaj.
me encanta =)